«Jehová empobrece, y Él enriquece; abate y ensalza» (1a Samuel 2:7).
Ana (heb. anna, ‘gracia’) era una mujer judía piadosa, esposa favorita de Elcana, un efraimita que vivía en Ramataim de Zofim (1 S. 1). La ley dada a Moisés requeria que todos los varones judios comparecieran ante el Señor tres veces al año con sus sacrificios. En unos de estos viajes a Silo el dolor de Ana por no poder darle un hijo a Elcana se volvió mas agudo, ni siquiera el consuelo de su esposo bastaba para su tristeza.
Elcana tenia una segunda esposa llamada Penina, que afligia el corazón de Ana con sus burlas .
Para Ana era muy difícil vivir en una cultura que veneraba a las mujeres fecundas y consideraba que la esterilidad era una maldición y Penina sabia esto y la atormentaba.
Cuando Ana fue a Silo con su esposo estaba tan deprimida que lloraba constantemente, no podia comer, y no podia responder al consuelo que le brindaba su esposo:
1era Samuel 1: 8
Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?
Para demostrar su amor, él hasta le daba una doble porción del sacrificio, lo suficiente para dos personas, como para indicar que el la amaba tanto como si ella le hubiera dado un hijo. Pero nada la ayudo.
Por lo tanto, Ana fue al único que realmente podía satisfacer su necesidad "El Señor".
Por lo tanto, Ana fue al único que realmente podía satisfacer su necesidad "El Señor".
1era Samuel 1: 4-5
“Cuando llegaba el día que Elcana ofrecía sacrificio, daba a Penina su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas y a cada una de sus partes, pero a Ana daba una parte escogida; porque amaba a Ana, aunque Jehová no le había concedido tener hijos.”
1era Samuel 1: 10-11
10 Ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. 11 E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.
Eli, el sumo sacerdote, cuando la vio en el Templo y observo su comportamiento mientras ella oraba pensó que estaba ebria.
1era Samuel 1:12-18
12 Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella. 13 Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria. 14 Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino. 15 Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová. 16 No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora. 17 Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho. 18 Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste.
Su hijo Samuel fue uno de los hombres mas famosos de la Biblia, fue profeta, sacerdote y juez.
Y Ana oró y dijo:
Mi corazón se regocija en Jehová, Mi poder se exalta en Jehová; Mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, Por cuanto me alegré en tu salvación.
2 No hay santo como Jehová; Porque no hay ninguno fuera de ti, Y no hay refugio como el Dios nuestro.
3 No multipliquéis palabras de grandeza y altanería; Cesen las palabras arrogantes de vuestra boca; Porque el Dios de todo saber es Jehová, Y a él toca el pesar las acciones.
4 Los arcos de los fuertes fueron quebrados, Y los débiles se ciñeron de poder.
5 Los saciados se alquilaron por pan, Y los hambrientos dejaron de tener hambre; Hasta la estéril ha dado a luz siete, Y la que tenía muchos hijos languidece.
6 Jehová mata, y él da vida; El hace descender al Seol, y hace subir.
7 Jehová empobrece, y él enriquece; Abate, y enaltece.
8 El levanta del polvo al pobre, Y del muladar exalta al menesteroso, Para hacerle sentarse con príncipes y heredar un sitio de honor. Porque de Jehová son las columnas de la tierra, Y él afirmó sobre ellas el mundo.
9 El guarda los pies de sus santos, Mas los impíos perecen en tinieblas; Porque nadie será fuerte por su propia fuerza.
10 Delante de Jehová serán quebrantados sus adversarios, Y sobre ellos tronará desde los cielos; Jehová juzgará los confines de la tierra, Dará poder a su Rey, Y exaltará el poderío de su Ungido.
11 Y Elcana se volvió a su casa en Ramá; y el niño ministraba a Jehová delante del sacerdote Elí.
La Biblia no especifica cuantos años Ana esperó por su hijo, pero durante este tiempo, sin dudas, Dios estaba moldeandola.
Dios usa todas las cosas para nuestro bien, el mismo Dios que concedió la oración a Ana puede contestar la tuya. “Cree en Dios todo es posible”
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