Tratado de la Fe Apostolica - Comentarios: M.T
Cuando era una niña llego a mis manos un tratado que guarde por mucho tiempo por el impacto que había causado en mi, seguidamente les voy a transcribir parte de él.
La conversión es la etapa más inolvidable que un ser humano puede experimentar la vida cristiana, el nuevo nacimiento, la transformación, el cambio a una nueva vida.
La conversión de el “borracho Carlitos” que fue un expresidiario, es una representación viva de cómo Jesús salva sin importar la condición en que se encuentre la persona.
Carlitos había nacido en Noruega, fue miembro de una familia altamente respetada pero a la edad de 16 años ya era un borracho y a los 21 años un delincuente, falsificador de cheques llegó a ser un defraudador. Abandonó a su familia y huyo hacia Estados Unidos de América.
Pronto comenzó a frecuentar a hombres y mujeres envilecidos por el pecado. Vivió en Nueva York y San Francisco. Llego a ser conocido por las autoridades desde Canadá hasta México como “El borracho Carlitos”.
Fue preso, al cumplir su condena, él creyó que al no beber por tanto tiempo, el hábito del alcohol ya no estaría en El.
¿Lo habría cambiado la prisión? No! En el término de 6 horas había regresado a las viejas guaridas del pecado.
La historia contada por El
“Creo que yo era uno de los hombres mas poseídos por demonios que andaba por la costa del Pacifico. Tenia 50 años de edad cuando oí hablar de Jesús, descalzo, sin camisa para cubrir mi cuerpo, sacando mis alimentos de los tachos de basura, llegue al grado mas bajo que las bestias pudieran llegar.
"Doy gracias a Dios que el Todopoderoso no hace acepción de personas!"
Lo he dicho por años en las mismas esquinas donde la policía me golpeaba y me ponían esposas. Limpiaban las calles conmigo. La gente se reía al mirarme y se burlaba de mi cuando era arrastrado medio desnudo al camión de la policía y me llevaban a la cárcel.
Lo he dicho por años en las mismas esquinas donde la policía me golpeaba y me ponían esposas. Limpiaban las calles conmigo. La gente se reía al mirarme y se burlaba de mi cuando era arrastrado medio desnudo al camión de la policía y me llevaban a la cárcel.
“Dios siempre tiene hombres y mujeres que predican su palabra, que van a los barrios bajos a llevar el mensaje de salvación”
Un día fui sacado a puntapiés del bar después que me hubieron sacado la camisa y los zapatos por el whisky y la cocaína. Caí en la banqueta dolosa, la gente se burlaba, me levante sobre mis pies descalzos y me abrí paso entre la multitud para ver a la gente que hablaba de Jesús.
Ellos cantaban y decían: Jesús Salva! Jesús Salva!
¿Será posible? Me decía a mi mismo que Jesús salve a un pecador como yo?
Me dijeron que Jesús podía transformar mi vida, que había lugar todavía para mí en el libro de la vida. Me dijeron que yo podía encontrar a Jesús.
Debido a que me encontraba desvalido, mi mente paralizada por la bebida, muerto de hambre y débil con dificultad para caminar, tropecé y caí nuevamente.
Me ayudaron a levantarme y me sentaron. Yo estaba lleno de licor y Dios Todopoderoso lucho con mi alma. Oí el testimonio de borrachos que habían sido redimidos y también oí el evangelio de Jesús predicando en el poder del Espíritu Santo.
Por primera vez en mi vida me di cuenta que había una esperanza para mi.
Luego de la reunión los obreros se acercaron nuevamente a mí, allí estaba descalzo, había estado bebiendo por meses y durmiendo en las calles y me preguntaron: ¿Nos permite orar por usted?
“Señor Jesús ten misericordia de mi! Jesús vino y quito la carga de mi corazón y me liberto. Allí por el Nuevo Nacimiento fui introducido al camino de Dios.
Por 33 años había estado esclavo del vicio del alcohol pero en un instante ese hábito había salido de mi vida.
Al día siguiente no tenía dinero, no tenia donde ir, pero no estaba en el bar, camine por la calle alabando a Dios. HABIA NACIDO DE NUEVO!!!
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